8 dic 2008

Andrea Alvarez*


Ante lo complaciente, previsible, tramado y envasado del mercado discográfico de estos tiempos de entretenimiento y consumo desmesurado, cada tanto aparecen pequeños gestos que se convierten en focos de resistencia a ese orden establecido. Y si se trata de rock, el producto se convierte en una expresión cultural (o subcultural) que todavía puede provocar una cierta incomodidad. Y mientras los nombres rutilantes y masivos se adaptan a la fórmula del éxito que impone el mercado (que crea efectivamente la necesidad de estar ahí como una burbuja más adentro de una lata de gaseosa), hay quienes proponen una situación diferente. Andrea Alvarez está agotada, sentada en un rincón del estudio de grabación. Parece una muñeca abandonada después del juego.Basta poner el CD para entender por qué el cansancio. Doble A es una aplanadora. Pone los pelos de punta; inquieta de principio a fin. La furia masculina de moda queda en ridículo cuando esta mujer marca 1, 2, 3. Si quieren salir de lo previsible, Doble A.

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